sábado, 6 de mayo de 2017

NUESTRO VIAJE ESCOLAR

El 4 de abril comenzó nuestra ruta, salimos de Vigo por la mañana y después de varias paradas visitamos Frómista para entrar en la iglesia de San Martín. Tuvimos mucha suerte con el guía ya que nos explicó con pasión y detallismo cada capitel de las columnas de la hermosa iglesia, aclarándonos que cada uno reflejaba una historia popular propia de los días de construcción del edificio.

Tras visitar otra iglesia, fuimos a comer y acabamos nuestro circuito viendo el Canal de Castilla que acompañado con sus preciosas vistas de Castilla, nos fascinó a todos.

Volvimos al autobús y después de horas de carretera llegamos a Bilbao, vimos la ciudad desde un mirador que nos permitió hacer grandes fotos y disfrutar de las grandes localizaciones de la ciudad que veríamos al día siguiente.

Dedicamos el 5 de abril a conocer las calles de Bilbo y entrar en su museo más reconocido: el Guggenheim. He de decir que sus exposiciones me decepcionaron un poco, siendo la construcción en sí lo que se llevó mi admiración.
También visitamos la Alhóndiga, sitio de encuentro cultural. La originalidad de sus columnas me llamó la atención y decidí fotografiarme con una de mármol oscuro, ya que me recordó lo mucho que tenemos que esforzarnos a veces para llegar a tal pureza y perfección como la del mármol, que de ser una piedra dura y bruta, pasa a formar esa columna de lineas tan insinuantes y suaves.
Lo siguiente que vimos fue el puente de Vizcaya, a esta visita le guardo un especial cariño ya que Andrés estaba muy asustado, tiene miedo a las alturas, pero juntos pudimos sobrepasarlo.
Volvimos al hostal, cenamos, y cuando dieron las doce celebramos el cumple de nuestra amiga Sabela, dándole una pequeña sorpresa con una tarta y velas.

El 6 volvimos al bus y nos despedimos de Bilbao para poner rumbo a Atapuerca, aunque yo ya había visitado la sierra me impresionó incluso más que la primera vez ya que el guía era un apasionado de la arqueología y consiguió nuestra atención con divertidas actividades en el centro de recreación.
También visitamos la Cartuja de Miraflores, todos quedamos fascinados con la tradición tan dura de los cartujos y con el retablo tan fascinante que se encuentra en su iglesia.
Pero quedaba lo mejor de Burgos: su asombrosa catedral. Sin lugar a dudas, una de las mejores (por no decir la mejor) que he visitado en mi vida. No podía dejar de mirar sus grandes cúpulas, sus columnas, sus retablos... ¡Sin palabras!

El 7 emprendimos nuestra vuelta a casa, parando en varias localizaciones pero, la verdad, ninguna muy destacable, supongo que el cansancio hizo que mi interés disminuyese... ¡Y a las 21.00 llegamos a Vigo de nuevo!
Un gran viaje, cargado de experiencias y visitas interesantes en el que he conocido a compañeros maravillosos...